martes, 26 de mayo de 2009

La vida física: la respuesta física y genialmente simple

Desde distintas galaxias, distintos sistemas y distintos puntos en el planeta, todos tenemos en común el inicio de nuestra primera estrella. Es posible que esta primera punta sea un poco más accidentada para unos que para otros, algunos tienen la fortuna de salir a un medio líquido otros no, unos salen calientitos a otros les da frió, unos son recibidos con sonrisas otros no tanto. No obstante, todos damos la misma señal para decir ya llegué; lloramos. Es curioso que la primera señal de vida que damos sea el llanto. El llanto es nuestra primera punta, nuestra primera aproximación a la vida, a la interacción con un mundo que no conocemos y que nos recibe con una gran cantidad de enigmas, tesoros y trampas que descubrir.

En los primeros años de vida se es un gran pragmático de la misma, es un estado de absoluta brillantez para actuar. Me duele algo, estoy sufriendo, quiero llamar la atención etc. entonces lloro. Mis principales requerimientos son físicos: si necesito calorías para que la máquina siga funcionando pues como, si dicha maquinaria se cansa en cualquier momento pues cierro los ojos y me duermo, no hay reglas, no hay hora del día especificada para tales actividades, simplemente cuando lo necesitamos lo hacemos. Si estoy contento y feliz, lo expreso y me río. Finalmente, los problemas son pocos, y la vida corre realmente peligro si dejamos de respirar, sí esa acción que nos acompaña siempre, todos y cada uno de los días mientras estemos vivos, estaremos respirando, algunas veces rápido y otras lento. Respirar es el continuo susurro que nos dice: estás vivo, aunque muchas veces conforme crecemos se nos olvida.

Tu estrella inicial, Pólux, se originó cerca del Río Magdalena en un hospital rodeado de las personas que te esperaban con curiosidad, ansiedad y felicidad. Naciste bajo el sello de un estrella de esperanza, de esperanza dual, fiel a tu constelación regente: risueña por naturaleza chillona por convicción, comer siempre fue un placer, dormir un deleite y respirar era algo que te permitía iniciar un día nuevo cada mañana. Esa es la magia de tu primera estrella, fuiste, como la mayoría de nosotros, pragmática. Tenías una necesidad física y ésta era satisfecha de forma simple y eficaz, no había espacio para lamentaciones, para preocupaciones o para ningún tipo de proyección. Tuviste grandes compañeros de juegos, fuiste jugador y juguete a la vez, pero en todo momento gozaste de un gran protagonismo pero sobre todo de mucho cariño.

Recuerdas poco de esta primera estrella, no obstante, nunca debes olvidar que ésta fue la primera, que muchas veces en esta primera etapa de la vida se encuentra un enfoque genialmente simple para resolver problemas: de hecho, esta primera estrella te enseña que la vida antes que cualquier otra cosa es física, no es lo único, pero aunque aprendamos muchas cosas después, es imposible vivir sin llorar, comer, dormir, reír y respirar. Son nuestros sentimientos más primitivos, sin embargo, el enfoque simple y sencillo puede en muchas ocasiones llevarnos a resultado geniales en etapas posteriores.

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